lunes, 3 de junio de 2013

PREVENCION DE DESASTRES


Para que entendamos los desastres y podamos prevenirlos y recuperarnos si llegan a producirse, es necesario que nos desprendamos de algunas interpretaciones erradas, que han sido transmitidas en nuestras sociedades.
Tenemos entonces que diferenciar dos términos: “fenómenos naturales” y “desastre natural”, que muchas veces los hemos utilizado como si fueran lo mismo. Los desastres no son naturales, sino algunos de los fenómenos que los producen.
La naturaleza se encuentra en un proceso permanente de movimiento y transformación, que se manifiesta de diferentes maneras, a través de fenómenos de cierta regularidad como la lluvia en algunos meses del año en la montaña, y de aparición extraordinaria y sorprendente, como los temblores de la tierra, las erupciones volcánicas o el desgaste natural del suelo que produce la erosión.
Cuando ocurre un evento natural, nos invade en muchos casos el fatalismo y pesimismo producto de la impotencia que sentimos hacia el comportamiento de la naturaleza. Un examen más a fondo nos indica que algunos desastres tienen su origen en fenómenos naturales, pero, además, pueden ser causados por ciertas actividades humanas que alteran la normalidad del medio ambiente.
Entre este tipo de actividades humanas tenemos:
- La contaminación del medio ambiente: aire envenenado, agua sucia e inutilizable.
- La explotación errónea e irracional de los recursos naturales renovables como los bosques y el suelo y no renovables como los minerales.
- La construcción de viviendas y edificaciones en zonas de alto riesgo.
 Desastres y pobreza

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